Son las 11:15 de la noche y las luces de las farolas, los bares y las cafeterías están encendidas. A esas horas la Plaza Mayor de Vigo está muy animada por los estudiantes que llenan las terrazas después de un magnífico día de primavera. Los estudiantes parecen contentos y habladores, y disfrutan de la cerveza, los refrescos y alguna ración de mejillones, navajas y pulpo que tienen servidos sobre las mesas.
La plaza parece agradable porque es peatonal y las terrazas sólo ocupan una pequeña parte de su espacio. Aunque la plaza está situada en el casco antiguo de la ciudad, sus edificios reformados se ven bonitos, de piedra y típicamente gallegos.
Las luces encendidas en el interior de algunas casas ayudan a una gran farola de hierro forjado a iluminar el suelo moderno de granito por el que pasean unos enamorados. Las sillas y las mesas de las terrazas de los bares serán recogidas pronto, pero la farola seguirá en el centro de la plaza. Cuando amanezca se apagarán sus luces, ella seguirá allí donde está, sin que nadie la vea hasta que vuelvan a encenderse sus focos.
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