lunes, 18 de junio de 2018

"LOS FUSILAMIENTOS DEL TRES DE MAYO" (FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES)


Francisco de Goya y Lucientes, nace en Fuendetodos (Zaragoza) en 1746 y muere en Burdeos (Francia) en 1828. Más conocido como Francisco de Goya es pintor y grabador. Su obra abarca desde la pintura de caballete y mural, el grabado y el dibujo.

Goya fue un testigo excepcional de un periodo entre dos épocas, de fines del siglo XVIII a principios del siglo XIX; vivió el final del Antiguo Régimen y presenció el momento en el que se originó el mundo contemporáneo con el pensamiento Ilustrado y las consecuencias de la Revolución Francesa. Su arte adelantó muchas de las preocupaciones estéticas y éticas que siguen vigentes y que inquietan al hombre actual.

Se inició en su tierra natal, en un Barroco tardío, al igual que buena parte de los artistas españoles del siglo XVIII, viaja a Italia para ampliar su formación y allí entra en contacto con el Neoclasicismo y con el sofisticado Rococó francés. A su vuelta a España, comienza a trabajar como pintor de cartones para la Real Fábrica de Tapices, en la manufactura real de Santa Bárbara.

Cuando su fama aumenta comienza a realizar pinturas de tipo religioso, curiosamente con este tipo de pintura no se le suele identificar y pinturas para los reyes, nobles, ilustrados y para el pueblo de Madrid, reflejando las costumbres y convirtiéndose así en el principal retratista de la época, llegando a ser pintor de cámara del Rey. Adquieren gran popularidad muchos de sus retratos de la familia real y sobre todo, un cuadro: “La maja desnuda” por la identidad de la bella retratada (se dice que el retrato es de la Duquesa de Alba). Esta unión con la corte le llevará al encargo de reflejar el horror de la guerra con sus cuadros más conocidos: “Dos de Mayo o La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol de Madrid” y” Los fusilamientos del 3 de mayo” encargados por Fernando VII.

Tras sufrir una grave enfermedad, que le dejó sordo, en 1973, le lleva a aislarse en Carabanchel, en la Quinta del Sordo y a realizar una pintura más creativa y original, pero a la vez menos amable que los modelos que había pintado para la decoración de los palacios reales. Son una serie de cuadritos en hojalata, a los que él mismo denomina Capricho e invención, que dan paso a una fase más madura y depresiva, a partir de ahí comienza la etapa conocida como las pinturas negras y grabados de Tauromaquia y Disparates, donde también destaca la decoración de su casa de campo en la Quinta, una serie de pinturas al óleo sobre el muro seco. Estas obras presagian el futuro desarrollo del arte del siglo XX, especialmente movimientos como el Expresionismo o el Surrealismo, por su libertad frente a la realidad y porque incluye en sus creaciones el mundo de los sueños, así como por la violenta deformación expresiva presente en buena parte de sus obras a partir de los Caprichos.

Tras la invasión del ejército francés en 1823, que ha venido a derrocar al gobierno liberal, se ve condenado a esconderse y a escapar a Burdeos (Francia). En 1828, muere allí. Pero sus restos son traídos a España y fueron sepultados definitivamente en 1899 en la ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, donde están algunos de sus frescos.

En el museo del Prado, se conserva la mayor parte de su obra pictórica.


CUADRO: El tres de mayo de 1808 en Madrid o Los fusilamientos del 3 de Mayo


Los cuadros de Goya titulados respectivamente “El dos de mayo de 1808 en Madrid” y “El tres de mayo de 1808” fueron pintados en la primavera y verano de 1814, ante la llegada de Fernando VII, nuevamente al trono, éste le concedió una ayuda económica a Goya, para representar un momento muy importante de la historia española.

Napoleón, que había atacado a Portugal, había ido asentado a sus tropas en su recorrido por la península hasta allí.  A la vista de la critica situación política y financiera de ese momento en España, decidió ocupar el país, obligando a Carlos IV y a su hijo Fernando a abdicar en él y transfirió la Corona española a su hermano José Bonaparte, el 2 de mayo en Bayona.

El resultado fue el levantamiento popular contra los franceses y el inicio de la Guerra de la Independencia en España (1808- 1814), un largo conflicto que obligó a hacer un gran esfuerzo al ejército francés.

Este cuadro tiene que situarse en ese contexto histórico de la Guerra de la Independencia, el dos de mayo se inicia la sublevación del pueblo de Madrid contra las fuerzas de ocupación francesas, en la primera obra, se representa la energía, rabia y desesperación de un pueblo que Goya hace patente gracias a su composición y colorido, expresando el horror del combate y la violencia desatada por ambas partes.

Esa misma tarde del dos de mayo tras el alzamiento popular y durante esa noche de transición al tres de mayo, el ejército francés, con el general Murat al frente, fusiló a muchos de los sublevados en varios lugares de Madrid, como el Paseo del Prado, la Montaña de Príncipe Pío, donde tradicionalmente se ha situado esta escena, y varias de las puertas de la ciudad. Se acabó así con el levantamiento de Madrid, que acató el gobierno francés establecido.

Goya presentó una horrible escena de ejecución, que ha sido citada por artistas posteriores como Manet o Picasso. Los atacantes de la mañana son ahora las víctimas, que aparecen muertas en primer plano, o a punto de ser fusiladas, pidiendo clemencia, con variadas expresiones de miedo, resignación y desesperación, y van llegando en grupos, saliendo de la ciudad por la maciza puerta del fondo.

La luz del potente farol traspasa el aire húmedo de la noche y deja ver los detalles más macabros de la muerte en un lugar desolado e inhóspito, que sitúa la escena ante una de las puertas que protegían la ciudad de Madrid, parece ser la puerta de la Vega, tras la que se levantan las torres de la iglesia de Santa María la Real y San Nicolás.

Este cuadro se encuentra expuesto en la actualidad, en la Sala dedicada a Goya en el museo del Prado.

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